I.
De Salamanca llegó un escrito1
lleno de filosofía y corolarios.
En él se discute tremenda cuestión:
si los hallados en el Nuevo Mundo
son humanos o no.
Es menester saber de su condición intelectual
para administrar así
su tutela y propiedad.
II.
En los países de la llamada América Latina se da un fenómeno peculiar: la expresión: “Doctrina Monroe” es antónimo de “soberanía nacional”2.
III.
En La República de Platón, el personaje Trasímaco afirma que la justicia es el interés del más fuerte, pues, para él, se trata de la obediencia a un sistema de leyes que conviene a quienes las han dictado3. Sin embargo, el personaje de Sócrates no duda en ver diferencias y comienza una nueva investigación al respecto.
Si he recordado el pasaje de esta obra se debe a que últimamente uno de los temas en la agenda de discusión pública es el de las concesiones mineras (en particular, de litio).
Se entiende por concesión el derecho otorgado a particulares para explotar un recurso natural o un servicio. Este permiso se apoya no sólo en las leyes de cada país, sino también en aquéllas que rigen el mercado y la economía internacional; por tanto, no sorprende que sea una de las herramientas más solicitadas por empresas transnacionales y monopolios.
Bajo las dinámicas de la economía actual, un país en vías de desarrollo ofrece minerales, agua, suelo y recursos energéticos (materia prima); mano de obra barata y, además, la posibilidad de convertirse en otro vertedero industrial.
La colonización moderna, al menos entendida como el dominio de los recursos de una nación, está fundamentada en una base legal sólida. Pero no olvidemos aquello que Platón advertía muy bien: justicia y legalidad no son la misma cosa.
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1. De Vitoria, Francisco. Relecciones sobre los indios y el derecho de guerra. Madrid: Espasa-Calpe, 1975.2. Fabela, Isidro. Las Doctrinas Monroe y Drago. Toluca: Instituto Mexiquense de Cultura, 1994.
3. Platón. La República. Versión, introducción y notas de Antonio Gómez Robledo. México: UNAM, 1971.
