Los cuadernos de H. Beyer

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Caían cuatro sombras unidas a la roca. Los hombres la tomaron para hacer su casa, trazar un camino, poner sus nombres. La piedra se transformaba en destino. Suspiros se desfiguraban al enterrarse en la piedra al igual que mis manos en el barro húmedo. La roca no volaba. Permanecía inmóvil, expectante a mi mirada. Me hablaba, pero yo no entendía lo que me decía. Cuánto más estruendoso su grito, más se ensordecían mis oídos. 

Sólo su gente escuchaba su voz, aunque ya no estaban. Habían sido tragados por otro séquito. Nada. Yo me encontraba frente a su sombra, cruzado de brazos esperando que otro la escuchara. El sitio de excavación estaba repleto de una miríada de ojos que buscaban más rocas talladas por los antiguos teotihuacanos.  

Miré hacia el cielo para tomar una idea, y se figuró en mí la roca como una bestia. 

—Ojo de reptil —dije suspirando.

Tomé al glifo, tirado al lado de una pala, y me metí a mi casa de campaña. Me tiré exhausto en una silla de ébano atisbando en Ojo de Reptil algo de la memoria de su pueblo.

Mientras las hojas del árbol se sacudían, respiré un aire impregnado de incienso. Corrí a la excavación, pero las luces estaban apagadas. 

Volví a mi espacio, donde estaba Ojo de Reptil. El glifo estaba roto en siete grietas. La casa tembló. Me aferré a la silla: de la roca resurgió la ciudad de Teotihuacan.. Una mariposa salió de mi pensamiento atravesando mi retina y fui detrás de ella para atraparla. 

En el pasto, la mariposa se posó sobre una piedra de obsidiana, cerca de un templo al pie del cual había restos de vasijas. Éstas trazaban un largo camino hacia una calzada con gente caminando hacia los cerros de los alrededores, guiados por la luz de la Luna. Levanté un guijarro que había pisado. Lo miré para volver, pero era viento de tiempo y polvo de guerra. 

Di un gran bostezo y estiré los brazos frente a mi escritorio con cuadernos por escribir. Un hombre traía en sus cajas más glifos para su estudio. 

Ralf Roletschek, GFDL 1.2 , via Wikimedia Commons

1 COMMENT

  1. Monumentos que hablan, sin embargo, sus mensajes son difusos… incomprensibles… Una gran manera de exponer la actualidad de la arqueología en México; y, sobre todo, de la arcana Teotihuacán.