Lo que soy

Soy González Cárdenas Karolina Montserrath. Nací el 27 de mayo del 2002 en la Ciudad Nezahualcóyotl. Tengo 18 años y desde que tenía 15 anhelaba pertenecer a la UNAM, la máxima casa de estudios. Finalmente formé parte de la comunidad universitaria: actualmente curso el sexto semestre en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Vallejo. 

En la primaria, la secundaria y la prepa participaba en mesas de diálogo cuyo objetivo era reflexionar sobre los problemas que seguimos arrastrando como sociedad por no comprender la historia colectiva y la propia, pues sólo reconociendo lo que alguna vez fuimos podremos mejorar nuestro presente. De ahí la importancia de la escritura: sin ella no habría vestigio alguno de lo que fuimos. Sin un documento que nos oriente para hacer las preguntas adecuadas sobre nuestro pasado, estaríamos navegando como un barco sin brújula. 

El primer día en el CCH nos preguntaron: ¿quién eres?, ¿de dónde vienes? y ¿adónde vas? Pero es difícil  responder con una historia de cambios constantes: la fundación de Tenochtitlan por los mexicas, la llegada de los españoles, el Virreinato, la Independencia… Aún queda la  duda de qué somos. ¿Indígenas, mestizos, mexicanos, esclavos?, ¿qué somos?, ¿qué es lo que yo soy? 

Y finalmente llegué a esta breve explicación de lo que soy.  

Lo que soy

Nací, morí.

El Centro Histórico, lo que fui.

Testigo de que renací.

Y quise ser no hombre ni mujer, sólo ser…

Y yo soy…

La serpiente emplumada, que da la vida.

Soy…

El reflejo del espejo humeante, que te quita la vida en un fugaz instante.

Soy…

Color del mar, arena de Akumal, blanco mi disfraz.

Un encuentro descortés, extranjero que saqueó y se fue.

Soy…

El guerrero que desconoces, el que no retrocede ni se esconde, piel de bronce.

Soy… 

El mestizaje, colores que adornan el paisaje.

Soy…

Maíz y  cacao, mis raíces no se esconden ni se van.

Soy…

La historia que no se contó, el canto que no se perdió, el dios que no regresó. 

El rezo que se adoptó, la inocencia que se perdió, la independencia que se ganó. 

Foto de José Pablo Domínguez en Unsplash