Estampas suspendidas II

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IV. Maradona en cuarentena 

En estos tiempos donde las casas se han vuelto oficinas, escuelas, museos y cines, la imaginación es nuestra aliada contra el encierro. Meciéndome en la hamaca, un sonido me saca de la somnolencia, el ruido es algo menos estruendoso que el golpeteo de un martillo pero igual de constante que un goteo de la llave del grifo. 

Los gritos de mis vecinos Tony y su sobrina, me dan las claves para descifrar el sonido. Ambos juegan al futbol en su jardín, un cuadrado de dos metros ahora el escenario de una tanda de penales. Cada tiro no atajado resulta en el cuero del esférico estrellándose contra el muro de la barda.   

Hace unos días leí que en algún lugar de la Argentina, colocaron un cubrebocas a la estatua de Maradona.  Ni los astros se salvan de las pandemias y eso lo intuyen mis vecinos que han optado por quedarse en casa. Con cada disparo la tensión crece en el pequeño estadio, es difícil saber quién va ganando, solo sé que el virus no. 

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V. A vuelta de rueda.

Un 19 de abril como hoy pero de 1943, el químico suizo Albert Hofmann ingirió 0.02 miligramos de LSD como parte de un experimento para comprobar los efectos de la sustancia. El grado de alucinaciones hizo que uno de sus asistentes lo llevara a su casa. El trayecto fue en bicicleta, lo que incrementó la experiencia psicodélica. 

Es posible que la bicicleta resurja como el medio de transporte por excelencia después del confinamiento. No soy un ciclista experto, vaya ni siquiera uno que esté exento de la volcadura más aparatosa, pero he experimentado y atesoro la libertad y el vértigo que concede pedalear y equilibrarse sobre dos ruedas. 

Entre los cacharros de la cochera desentierro la bicicleta estática que heredamos de alguna tía que desistió en su intento por bajar de peso. Es un modelo antiguo, la desempolvo y aceito, el sistema que regula la intensidad del pedaleo no funciona, por lo que solo puede emplearse en su primer nivel, pero ello no me detiene. 

Pedaleo sin moverme del mismo sitio, la bicicleta también está en confinamiento. Por un momento soy Hofmann viajando lejos, a vuelta de rueda recuperando los kilómetros y días que se han escurrido en estas semanas de quietud. 

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Iván Ramírez López (Oaxaca, 1990). Forma parte de la antología de Minificción: “El fulgor de la estrella negra; homenaje a David Bowie”, Editorial La Tinta del silencio, CDMX, (2017); Forma parte de la Antología de cuentos “Del futuro y otros Menesteres” Editorial Vocho Amarillo, Aguascalientes, (2019); Forma parte de la Antología “Si era Dicha o Dolor”, Editorial Paraísos Perdidos, Guadalajara (2019); Es parte de la antología de relatos CARTOGRAFÍA ficción /Primavera 2020 editada por Paraísos Perdidos, Guadalajara (2020); y aparece en los tomos 3 y 4 de “Relatos de la cuarentena” a cargo de Tresnubesediciones en coedición con la UANL (2020). Ha colaborado para diferentes revistas como: La Revista de la Universidad de México (UNAM), Apócrifa Art Magazine, Yaconic, Registromx, Penumbría, Letrina, Monolito, Clarimonrra, Errr Magazine, Hysteria, entre otras.