Sobre protestar y resistir con la cultura

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Desde que tengo memoria, he estado rodeada de expresiones artísticas y culturales; sin embargo, en el último par de años he comenzado a cuestionar, deconstruir y reconstruir mis concepciones sobre qué son el arte y la cultura. Poco a poco me fui dando cuenta de que ni el arte es sólo aquel que está enmarcado y colgado en un museo, ni la cultura una cualidad que una persona puede adquirir y que la hace automáticamente superior por “tenerla”; y especialmente, me vi maravillada al darme cuenta del impacto y el poder que puede tener el replanteamiento de los modelos establecidos en el arte y la cultura como medio de protesta y resistencia ante la violencia de género. 

Acercándome al feminismo (y también gracias a la difusión que dan las redes sociales), he visto como murales, bailes, canciones, fotografías, ilustraciones, performance e instalaciones se unen a los gritos en las calles y las batallas legales con el objetivo de visibilizar, denunciar, dar voz, y por supuesto, incomodar a quienes ejercen la opresión y la violencia.  No necesitamos ver muy lejos para encontrar estas protestas culturales y artísticas: desde las chicas interpretando “Un violador en tu camino” en el patio de una escuela en Ecatepec (uno de los estados con mayor número de feminicidios), pasando por los esténciles que leen “Mujer, Á(r)mate” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, hasta las colectivas que organizan círculos de lectura y eventos culturales en los que se difunde y apoya el trabajo de otras mujeres al que no ha dado entrada el canon cultural masculino. 

Muchas veces es frustrante, especialmente como mujeres, darnos cuenta de que los ámbitos artísticos y culturales siguen enmarcados en modelos que nos ven solo como una estadística para llenar una cuota de género (en el mejor de los casos) o simplemente se niegan a reconocer nuestras aportaciones; sin embargo, hasta los pequeños logros se han ido juntando para ir formando poco a poco (aunque, sí, más lentamente de lo que debería) un cambio mayor. La resistencia, la protesta y el cuestionamiento están ahí, abriéndose paso, exigiendo que tomemos acción y hagamos más que sólo resignarnos a perpetuar lo establecido.