La cerveza derrama su llanto,
una tumba recibe por fin escarmiento;
cae, se hace pedazos y bautiza la tumba con el pecado de la muerte,
del hogar de donde vino.
La furia me provoca subir a la lápida descalzo,
danzar a pisotones,
no huir de las roturas de mi piel perversa
y herir el estatus quo;
bautizando por fin de tibia violencia a la muerte,
el lugar de donde vengo.
Entre pisotones me invaden las hormigas;
por los pies se me suben, por las piernas, por el ombligo,
por el pecho;
me muerden furiosas y me pica,
me rasco; mis uñas hieren mi piel como navajas dentadas
y parezco papel mojado mientras el fuego de mi dermis desollada
se niega al perdón y fallezco como un trueno.
Mira a las hormigas, a sus pequeños pisotones, a sus tiernas fauces
convirtiéndome en nada.
Anda, mira,
¿qué es la violencia?
Es un crujido, UN IMPACTO,
un daño abrupto.
¿qué es la violencia si no las hormigas comiéndose todo mi cuerpo,
si no impulsos, si no las ganas de tomarte por el cuello
y descubrir en tu garganta la esencia de vibrar?
Sin saña, mira,
¿qué es la violencia si no las hormigas comiéndome entero,
despedazándome mínima y minuciosamente,
mancillando mi cadáver con indiferencia y silencio?
¿Qué es la violencia si no las hormigas dominando con su peso entero las ganas que tenía mi alma de salir, si no la muerte oprimiendo lentamente mi espíritu hasta que le exprime la llama?
Mírame,
no tengo hormigas comiéndome el cuerpo, pero me estoy descomponiendo;
¿qué es violencia, si he asesinado sin saber, si he vivido sin pensar, si he temblado sin querer?
¿Qué es la violencia si no una brusquedad, una pasividad, una posibilidad, una salvación, una reprensión, o la cosa más asquerosa que jamás se vio?
¿Qué es la violencia si no el morado que cuelga de mis ojos, si no la cerveza que llora y se estrella estúpidamente a una lápida ensangrentada y colérica?
¿Qué es la violencia si he dañado sin intención y he olvidado pedir perdón?
Foto de Shardar Tarikul Islam en Unsplash
