VI. Mi memoria es un cassette 

A pesar de las semanas en confinamiento, aún hay actividades que se resisten a su ejecución. Venzo momentáneamente la procrastinación que me ha impedido limpiar la parte superior del clóset. Sustraigo de los recovecos las cajas empolvadas que lo colman y las coloco sobre el piso para una a una, sacudirlas y limpiarlas. 

Las cajas se abren como cofres de un tesoro olvidado. Me impresiona la cantidad de objetos almacenados, más por aprensión que por utilidad.  Sin embargo, es en la última caja, donde reposa el botín más impresionante: una docena de cassettes. 

Tomo uno y lo inserto en la vieja grabadora. Reproduzco el lado B, una mezcla de rock en español traslada mi memoria varios años atrás. 

Termino de vaciar la caja, una nube de polvo me hace estornudar. El desdoblamiento de la memoria me hace preguntarme a qué recuerdos se enraizará este momento. ¿Qué sountrack tendrá de fondo esta pandemia?  

*

VII. 9:54 pm

El sonido de una corneta irrumpe en la noche. Los perros se alborotan, se lanzan sobre el portón generando un estruendo metálico. Me asomo por la ventana. Una mujer en triciclo recorre las calles desérticas ofreciendo sus elotes. 

La veo doblar por la esquina de la calle. La noche se queda quieta y en silencio.  No todos tienen la posibilidad de quedarse en casa. 

*

VIII. Un tigre en la casa

Leo recostado en el sofá. La gata aprovecha mi reclinación y de un salto se encarama sobre mí. Deja caer su peso sobre mi pecho. Se restriega sobre el libro hasta hacer imposible continuar con la lectura. Exige mi atención en una posición faraónica, la acaricio, ella relame mis dedos con su áspera lengua mientras ronronea satisfecha. Se contorsiona hasta encontrarse en una posición cómoda para dormir. Aunque eso implique abarcar mi torso con todo el largo de su cuerpo.

Durante estas semana ha re-aprendido a tolerarme, a ceder los muebles y recovecos que antes usaba a sus anchas aprovechando mi ausencia de casa.
Yo aprendo de ella la serenidad con la que deambula por la casa sin sobresaltos.
Por ahora, hay un tigre en la casa, procuro la inmovilidad para no perturbar su sueño.

*

Previous articleImaginación y animales fantásticos
Next articleLa violencia que creamos
Iván Ramírez López (Oaxaca, 1990). Forma parte de la antología de Minificción: “El fulgor de la estrella negra; homenaje a David Bowie”, Editorial La Tinta del silencio, CDMX, (2017); Forma parte de la Antología de cuentos “Del futuro y otros Menesteres” Editorial Vocho Amarillo, Aguascalientes, (2019); Forma parte de la Antología “Si era Dicha o Dolor”, Editorial Paraísos Perdidos, Guadalajara (2019); Es parte de la antología de relatos CARTOGRAFÍA ficción /Primavera 2020 editada por Paraísos Perdidos, Guadalajara (2020); y aparece en los tomos 3 y 4 de “Relatos de la cuarentena” a cargo de Tresnubesediciones en coedición con la UANL (2020). Ha colaborado para diferentes revistas como: La Revista de la Universidad de México (UNAM), Apócrifa Art Magazine, Yaconic, Registromx, Penumbría, Letrina, Monolito, Clarimonrra, Errr Magazine, Hysteria, entre otras.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here