La violencia que creamos

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Abraham pasó 5 años en el salvador, acusado de lavado de dinero, proveniente de la distribución ilegal de drogas. Durante ese tiempo, vio morir a uno de sus compañeros de celda a causa de la comida en mal estado, vio su cadáver descomponerse debido a la lluvia que entró por los barrotes de la celda esa misma noche. También recibía noticias de los nuevos presos, que le hacían saber que la miseria no terminaría al salir, pues estaría libre para encontrarse con niños armados y rumores que lo harían regresar a la misma celda una y otra vez. Al regresar a México, Abraham se refería a su experiencia como “lo que va a pasar en México”. Las imágenes de niños armados en Guerrero, defendiendo a su pueblo de las garras del narcotráfico, parecían confirmar lo que decía.

La travesía de Abraham ocurrió gracias a la prohibición de las drogas, que comenzó hace cerca de 100 años cuando la prensa, inspirada por una manera superficial de analizar los crímenes que ocurrían, se encargó de crear la figura del “marihuano” culpando más a la sustancia que al sujeto o al crimen, apoyando así la prohibición de la planta, que socialmente ya era objeto de repudio desde que su consumo era común en personas de estrato social bajo. 

Juzgar las muletas que las personas usan para hacer el día a día más transitable en vez de indagar en los motivos que los obligan a usarlas, como son una economía pobre, educación escasa y costumbres dañinas derivadas lo anterior, solo ha hecho que se genere un mercado ilícito de estos productos y su respectivo aumento de violencia. 

Quienes están preocupados por los accidentes que se puedan derivar del aumento del consumo a causa de la legalización les queda tener fé en la regulación de la sustancia. Por otra parte, un aspecto que nos ayudaría a crecer como sociedad, es dejar de lado la visión del gobierno como una entidad paternal que debe encargarse de regular lo que consumimos, siendo responsables de nuestra ingesta, sin afectar a terceros. 

Confío en la idea a futuro de un mercado regulado. Solo tengo una pregunta ¿La legalización será un pretexto para olvidar las muertes causadas por el narcotráfico? 

Quizá algún día les presente a Abraham y puedan escuchar su historia, silenciosos ante los secretos que se esconden en las calles oscuras.

Foto de Jaroslav Devia en Unsplash
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Soy estudiante de Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras. He experimentado en cada uno de los campos prácticos y colectivos de la carrera, hasta que me di cuenta que lo que más disfruto es estar al margen de ella, por esta razón he colaborado como escritora en algunos proyectos escénicos que espero dar a conocer a fines de este año e intento probar otras formas de escritura ajenas a la dramaturgia.