Somos de la noche

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Joel. 33 años. Taxista.

You talkin’ to me? (Recrea una escuadra con la mano.) ¿Has visto esa peli? Es sobre un tipo muy loco que no puede dormir y por eso se mete a trabajar de taxista por las noches. Yo estoy tras el volante por necesidad. En el día le chingo en el taller con mi suegro y el taxi lo manejo hasta las cinco. 

¡No… si te contara todo lo que he visto! De noche la ciudad se vuelve otra o, más bien, se deja ver tal como es. Hay de todo y para todos, solo hay que saber dónde buscar, y es ahí donde entro yo. Porque no basta con saberse la geografía de la ciudad, no, un taxista debe saber cómo se mueve el ambiente, dónde puedes encontrar lo que andas buscando y también dónde es mejor no pararse. Quieres saber qué tan podrida está la ciudad, pregúntale a un taxista. 

Listo, llegamos. 

Fanny. 26 años. Prostituta.

Otra vez el Tsuru azul. ¡Ya ni la chinga ese mirón! Seguro se la jala detrás del vidrio polarizado. Debería cruzar la avenida y arruinarle la chaqueta. Pero una nunca sabe, quién quita y sea otro el asunto. Lo primero que una aprende en este bisnes es a no confiarse, a estar al tiro en todo momento para no acabar como la Estrella. (Se persigna.) Pobre, estaba muy joven y rechula la cabrona. Todas le teníamos envidia y cómo no, si ni los del escuadrón nos pelaban cada que ella se paraba en su esquina. Y mira dónde acabó. Nos enteramos de lo que le hicieron por los periódicos, yo no quise ver las fotos, prefiero recordarla como era, así, bella con esas piernas largas y su cabellera oscura como la noche. Por eso mejor ni le muevo, para qué jalar la cola al león.  

Roldán. 43 años. Oficinista.

¿Alguien comprará esas cosas? El insomnio está cabrón, lo apendeja a uno, pero no para gastar tus ahorros en un juego de cuchillos de acero indestructible que bien sabes que nunca usarás. Ésas son puras jaladas. 

Los infomerciales son para que quienes no podemos dormir permanezcamos pasivos frente al televisor. De lo contrario, iniciaríamos una revuelta, incendiaríamos monumentos o desestabilizaríamos al gobierno. Nadie más peligroso que quien no puede dormir. (Sube el volumen al televisor.

Foto de Thomas Charters en Unsplash
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Iván Ramírez López (Oaxaca, 1990). Forma parte de la antología de Minificción: “El fulgor de la estrella negra; homenaje a David Bowie”, Editorial La Tinta del silencio, CDMX, (2017); Forma parte de la Antología de cuentos “Del futuro y otros Menesteres” Editorial Vocho Amarillo, Aguascalientes, (2019); Forma parte de la Antología “Si era Dicha o Dolor”, Editorial Paraísos Perdidos, Guadalajara (2019); Es parte de la antología de relatos CARTOGRAFÍA ficción /Primavera 2020 editada por Paraísos Perdidos, Guadalajara (2020); y aparece en los tomos 3 y 4 de “Relatos de la cuarentena” a cargo de Tresnubesediciones en coedición con la UANL (2020). Ha colaborado para diferentes revistas como: La Revista de la Universidad de México (UNAM), Apócrifa Art Magazine, Yaconic, Registromx, Penumbría, Letrina, Monolito, Clarimonrra, Errr Magazine, Hysteria, entre otras.

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