I. ECLIPSADAMENTE ENAMORADO 

Sin querer, un tierno aire
me cruzó el ser, el anhelo
me amoró el cuerpo

Me descubrí esa risa en el espejo,
ya quebrada

Supe que sólo afuera sucede
el mismo amor que nos atraviesa                    
con un solo espacio y un solo beso,
los utópicos

(los que todavía nos esperan)

II. NOS MIRAMOS DIARIO AL ESPEJO

A veces nos hemos aburrido
frente a la misma cara en la misma plata,
no ha vuelto la sorpresa de ese brillo,
no hay nueva historia que contarle al rostro

Lo miramos triste,
igual que ayer y antes de ayer,
no sé cuántos años ya,
no sé qué día volverá feliz
al escuchar la chispa desprendida
de algo ordinario que siempre amanece,
qué día podrá centellear
esa sonrisa que se está escondiendo

Podrá
Escuchemos

III. CON EL PRÓXIMO FANTASMA HAREMOS LO MISMO

Cuando el silencio nos une
un fantasma moribundo vaga por la casa
buscando puentes de palabras que le sean refugio
o al menos una palabra que lo haga feliz

A veces se pierde distrayéndose con el sol
y no siente que nosotros en la mesa
o en el sillón o en la habitación más silenciosa
platicamos de los instantes, de los pasados y de hace muchos siglos:

las reuniones en los parques,
los primeros besos y los últimos,
el último que fue el primero o el primero que fue el último,
la primera piedra sobre la Tierra

Regresamos al silencio
y al fantasma lo miramos triste
Lo llamamos,

entre palabras nos reímos para él,

ya se puede morir contento

Foto deWolfgang Rottmann on Unsplash
Previous articleSuelta esa carcajada
Next articleCon el nopal en la frente
Estudiante de la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro impartida en la FFyL. Ha organizado dos recitales de poesía junto con su colectivo “Simposiarquía XIX” y asesoró la escritura de la obra “Siempre”, presentada en el FITU 26 de la UNAM.