Risa y subversión de Roque Dalton

Cuando vi el tema ¿Existe una risa subversiva? enseguida pensé en Roque Dalton. Poeta revolucionario salvadoreño de un país conocido como el Pulgarcito de América, cuyo humor ha sido celebrado por casi todos sus contemporáneos. Su risa fue igual de memorable que su obra; según Ernesto Cardenal fue un revolucionario reidor. Este humor no solo es anécdota entre quienes le conocieron, si no que también reside en su poesía: Todo es posible en un país como este/que, entre otras cosas, tiene el nombre más risible del mundo/cualquiera diría que se trata de un hospital o un remolcador. 

Su estrategia es confrontar lo solemne. El humor es a veces triste porque alude a su pasiones más profundas, su país. Pero ojo, señalo sólo uno de los rasgos de la obra de Roque. Eso es decir que ella está llena de matices y atmósferas. Para lo que nos incumbe, no solo logró ser jocoso en su expresión si no que admite la risa como arma: ¿Acaso no es la risa un clarín sucio –decís-/una huera navaja capaz de andar ahí de mano en mano/haciendo daño por ejemplo a Dios? […]indigna la risa/indigna la sonrisa/la carcajada indigna.//Escupid/es decir/hablad./Yo me río/Bajo las sábanas me río.//Es fruta fácil/generosa/la risa.//Yo me río.¹

Reconocer su circunstancia le dio libertad y antes que otro usara su biografía en su contra, él mismo la revelaba. Su risa es subversiva porque alcanza a ser su mayor crítico, se ríe de sí. Roque nos enseña a aceptarnos, desde los detalles risibles e ingenuos. Y aunque la poesía de Roque maduró y estremeció con seriedad las cabecitas de Nuestramérica, quiero recordar al Roque de Un libro rojo para Lenin, donde describió la poesía a la que aspiraba: poesía invadida por la vida invasora de la vida, inundada por las otras formas de la creación humana y a la vez inundadora de ellas; poesía útil para la lucha, para ayudar a transformar el mundo.