Pavimentación, recarpeteo, parques rehabilitados, reforestación de áreas verdes, nuevas unidades al servicio de transporte público; cuerpo de bomberos, hospitales, departamentos policiacos, construcción de paradas de autobuses con sombra, puentes peatonales en avenidas transitadas, vados y arroyos, mantenimiento de escuelas públicas, elaboración y entrega de uniformes gratuitos, reconstrucción de la red de drenaje y circuitos de desemboque: consumo parcial del presupuesto. El recuento y el recálculo indican que algo falta: Meetings de colonia, comerciales televisivos, declaraciones de prensa, artículos en el periódico, spots de radio y uso de lonas y vallas publicitarias enraizadas en el centro de la obra magna. En este punto ni la derecha ni la izquierda logran distinguirse. Ambas son extremidades mancas.
Nuestros líderes y mandatarios comparten con nosotros su visión: Su idealismo nos encamina durante un largo –muy largo– y extenso camino hacia la sociedad perfecta. Mientras más nos acercamos a la ciudadela de las maravillas, podemos percatarnos de que la armonía es interrumpida por el desacuerdo de la idiosincrasia que irónicamente nos aleja de ese mundo utópico. Ese lugar temido por aquellos que se resisten al cambio. Un lugar no apto para la conservación. Un llano reforestado que le pertenezca a todos con todo lo que pueda ser divisible, compartido y reutilizable, del que no tenemos ni la más remota idea de cómo puede ser y seguir en marcha en un plano más terrenal, un plano realista.
Constantemente podemos escuchar que al pueblo se le adjudica ser parte del progreso. Sin embargo, un pueblo con votantes resentidos y pocas alternativas de candidatos se ve envuelto en accionar irracionalmente con el propósito de acercarse tanto como le sea posible hacia el progreso y la modernidad, lejos del subdesarrollo y la mala experiencia obtenida de periodos anteriores. En este punto, las nuevas competencias partidarias utilizan todos sus recursos para promover la erradicación de las carencias. Algo que resulta imposible de llevar a cabo por un político clásico, pero no para el personaje carismático, común y corriente al que no le sea indiferente defender los ensueños y los derechos de sus iguales; un personaje que comprenda que el baño de pueblo es un requisito indispensable para un equilibrio perfecto entre una carrera política sana y la pacífica continuidad que se goza detrás de la sombra del exilio apodado “sucesión”.
Es aquí cuando, antes de terminar de escribir el cuento de la administración para poder narrarlo a viva voz a las futuras generaciones, debemos hacer uso de los polvos mágicos del populismo. Cierren sus ojos e imaginen que sería de nuestro país si… Los mandatarios también fueran gente. Personas humildes con pretensión de buenas intenciones. Personas que no sólo velan por sus propios intereses sino por los tuyos; la clase de sujetos que te ayudan sin ayudarse. Personas altruistas, nobles, austeros, transparentes, sinceros, simpáticos, inteligentes, profesionistas, íntegros, diplomáticos y abiertos a la crítica de la vox populi. Personas que no busquen pasar por encima del pueblo. Personas que a pesar de que Dios no les haya dado la habilidad de caminar sobre la superficie del agua lograran sorprenderte cuando atestigüaras sus caminatas brinca charcos. Personas humanistas e incapaces de mentir bajo cualquier circunstancia. Personas que demuestren su humildad besando bebés, abrazando ancianos vulnerables o sosteniendo la pala del trabajador que cava mientras se toma un descanso. El país necesita que más personas coman en fondas de comida corrida y que prefieran viajar en clase turista. Personas que derramen lágrimas de cocodrilo mientras sostienen las manos del damnificado. Personas que entreguen despensas a los más necesitados al finalizar un acarreo. Personas que obsequien cerveza para los más sedientos de agua potable y se preocupen por estructurar programas de salud pública en donde mujeres de escasos recursos puedan ser asistidas de manera quirúrgica para el implante de senos:
“Más tetas y menos abortos. Los senos alimentan en sus primeros días a los futuros doctores, ingenieros y licenciados de nuestro país.”
El destino al México perfecto se encuentra en el andar del México mágico. Se camina con los ojos cerrados y se aprende a soñar despierto.
Imagen de portada: Black Sheep, 2020. Pixabay [CC]