¿Es posible la asistencia de los adultos mayores con robots?

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El envejecimiento de la población es sin duda uno de los grandes problemas que enfrentan los sistemas de salud a nivel mundial. Se estima que para el año 2050 en países de ingresos altos y medios, una de cada cuatro personas tendrá 65 años o más. Ante dicho panorama, el aumento de centros de atención para adultos mayores pareciera ser una solución obvia. Sin embargo, estudios han demostrado que más del 70% de las personas prefieren envejecer en casa en lugar de ser ingresados a un centro especializado. Incluso el número de adultos mayores que viven en dichos centros ha disminuido. Lo anterior se explica por el apego que generan las personas hacia su vivienda; además, el ingreso a un centro de atención suele ser una experiencia desagradable, relacionada con depresión y problemas emocionales. Por tales motivos, se están implementando sistemas que permitan envejecer en casa.

Una de las estrategias para lograr este objetivo, es el uso de robots para asistir a los adultos mayores en casa. Los robots en su nombre llevan la penitencia, pues su significado de origen eslavo es: “trabajo forzado” o “servidumbre”. Este hecho corresponde al uso que la humanidad les ha dado a todos los productos derivados de la robótica. Si bien aún no existe un robot con las cualidades de Rosie (la famosa asistente de los supersónicos), han surgido robots muy útiles para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Un ejemplo es PARO, una foca terapéutica que ha mostrado beneficios extraordinarios en la salud de los adultos mayores. Estudios científicos revelan que las personas que interactúan con este robot social muestran una reducción significativa en su presión arterial, similar a lo que se observa al interactuar con animales domésticos. Pese a la inexistencia de robots con las capacidades motrices y cognitivas requeridas para asistir a las personas mayores, estamos siendo testigos de robots que muestran resultados prometedores. 

Foto de Alex Knight en Unsplash