Olvidaste

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Yaces recostada en el vientre henchido
de una media luna que se desangra
por la ciudad del oriente.

Las voces de tu memoria se apagaron
y rebrotaron como rugidos de sirenas.
Ese día mentían los árboles con su danza espesa,
eran ángeles que cargaban muertos.

Todo lo tuyo comenzó
a tomar el color del ocaso.
Palidecieron las paredes,
los olores se destiñeron de tu ropa,
enmudecieron tus pupilas
y se olvidaron de mí tus palabras.

Llegó el tiempo
echando raíces
en tu cuerpo.

Foto de Raouf Nouari en Unsplash