Fin de fiesta

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Si se fue con él
Si ella se fue con ella
Los que no entregaron, ya lo harán
Si la vida es una orgía lenta
Lo mejor debe estar por llegar
Kevin Johansen, “Fin de fiesta”

Desde un rincón de la sala, Mauricio miraba los cubos de hielo diluirse en su bebida. La posada del trabajo había comenzado a ambientarse. Los rostros rígidos y opacos a los que estaba acostumbrado entre semana ahora se ruborizaban y dejaban entrever una sonrisa.

Aunque no le desagradaban sus compañeros, Mauricio era un animal solitario, con pocas habilidades sociales y muchos temores arraigados de la infancia que lo hacían sentirse inseguro dentro de un grupo. Había ponderado no acudir, pero al final fue la idea de ver a Ana Laura el motivo que lo impulsó a arreglarse lo mejor que pudo y obligarse a llegar a la casa de Ricaño, donde se llevaba a cabo la fiesta navideña.

Más de uno seguro se sorprendió al mirarlo en el lugar, pero, del mismo modo, a nadie debió parecerle extraño que su presencia se limitara a ese sitio de la habitación, como si se tratase de un mueble o aparato que no pudiese salir de esos límites imaginarios.

La fiesta transcurrió como él esperaba. Conforme la noche avanzaba, las personas se retiraban y las bebidas se consumían, Mauricio se enfundaba en un ánimo inusual para él. Vio a Ana Laura bailando junto a la ventana y ella se movía con una elegancia que le parecía fuera de este mundo. Era bella, divertida e inteligente; sin embargo, también mostraba un carácter fluctuante e incluso un dejo de superioridad en su persona. Lo poco que él la había tratado dentro y fuera del trabajo le daba apenas una noción sobre ella, pero por su puesto quería saber más.

La reunión cada vez era más pequeña. Pensó en esperar a que se detuviera la música para acercarse a hablar con ella. Si era necesario, bailaría aunque él no supiera más que lo básico. Notó sus manos sudorosas, el palpitar acelerado y un incremento de su torpeza habitual.

Lo vio como en una película en que la cámara ralentiza los movimientos de los personajes para enfatizar el momento esperado. Ella sonrió de manera especial cuando lo vio acercarse, él de forma natural y espontánea bailaba en la pista. Sus movimientos se acoplaron armónicamente, sus ojos se encontraban los unos a los otros y ambos daban la impresión de compartir un pasado, una historia, cosas que sólo ellos sabían.

Mauricio los vio desde el rincón en el que llevaba horas. Ricaño no era un mal tipo, se dijo al ver a Ana Laura bailando con él. Apuró su trago, brindó en secreto por ellos, salió sin despedirse de nadie, en silencio para no interrumpir la fiesta. Bajó los escalones, salió a la calle y caminó por las calles negras.

Pensó que ya era momento de buscar otro trabajo.

Foto de Andrew Stevovich oil painting, Diana’s Little Venice Party, 2015
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Iván Ramírez López (Oaxaca, 1990). Forma parte de la antología de Minificción: “El fulgor de la estrella negra; homenaje a David Bowie”, Editorial La Tinta del silencio, CDMX, (2017); Forma parte de la Antología de cuentos “Del futuro y otros Menesteres” Editorial Vocho Amarillo, Aguascalientes, (2019); Forma parte de la Antología “Si era Dicha o Dolor”, Editorial Paraísos Perdidos, Guadalajara (2019); Es parte de la antología de relatos CARTOGRAFÍA ficción /Primavera 2020 editada por Paraísos Perdidos, Guadalajara (2020); y aparece en los tomos 3 y 4 de “Relatos de la cuarentena” a cargo de Tresnubesediciones en coedición con la UANL (2020). Ha colaborado para diferentes revistas como: La Revista de la Universidad de México (UNAM), Apócrifa Art Magazine, Yaconic, Registromx, Penumbría, Letrina, Monolito, Clarimonrra, Errr Magazine, Hysteria, entre otras.