Yo, Narciso

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Arrodillado en mi cama, completamente desnudo,
cubriendo mi entrepierna con un bóxer Calvin Klein negro,
el elástico rojo asomándose húmedo entre mis dedos como una herida abierta.
Recuerdo haberle insistido a mi mamá que me los comprara, pues pensaba que

me harían ver sexy,
fácil.
Tengo trece años.

Estoy en videollamada con un hombre que conocí en un foro de chat gay.
Todavía desconozco la existencia de aplicaciones como Grindr,
así que me la paso rondando foros de chat, tintineos de cadenas al suplicar:
putito busca hombre maduro y dominante para sex x cam.

He llegado a omitir la edad,
pero en varias ocasiones me he anunciado
con los años por delante y, en lugar de desalentar a futuros prospectos,
salivan:

13?!?
Yo tengo 33,
soy veinte años mayor que tú.


Ke rico.

Desde que tengo memoria me han gustado los hombres mayores,
dominantes, aunque no sabría explicar por qué. Tal vez no tenga que hacerlo;
a fin de cuentas, estoy usando la laptop de mi papá.

El hombre de la videollamada tiene cincuenta y tres años.
Es español.

La mayoría de los hombres para los que me masturbo
se limitan a observarme y darme órdenes
usando el micrófono o a través del chat.

Rara vez encienden sus cámaras y rara vez se los pido;
al español no tuve que decírselo; su prominente barriga
espolvoreada de vellos blancos bajándole al pubis
como un caminito de azúcar llena de inmediato su ventana.

quítate el bóxer, papito !!!
Me goza de frente. Luego me ordena en cuatro.
Tengo que arreglármelas para moverme y abrirme el culo

sin que se me vea la cara. Intento meter todo mi cuerpo en la pantalla
pero mis extremidades se derraman por los bordes de la ventanilla,
deformándose bajo su propio peso como delgada masa de pan.
Soy cuidadoso hasta la paranoia cuando se trata de resguardar

mi identidad. Sin embargo,
como ando demasiado caliente,
dejo que mi barbilla y mi mejilla rocen la toma,

imaginando que el español descubre quién soy
y me esclaviza. Su putito de verdad.
Me empiezo a masturbar.

Me giro de frente y me veo siendo visto
así qué rico papito!!! sácate la lechita
Mi reflejo se transforma en el reflejo de otro varón,

cualquier varón que nada tiene que ver conmigo y yo lo persigo,
penetrando en argéntea superficie hasta mis pulmones reventar en éxtasis.
El español levanta victorioso un vaso manchado con su semen. Quieres???
No me despido. Apago la webcam, lo bloqueo

y en el espejo negro de la pantalla de la laptop
mi reflejo aparta la vista.

Foto de Jay Wennington en Unsplash
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E. N. Díaz (México, 1995) es cuentista y poeta. Sus escritos han aparecido en las revistas Clarkesworld Magazine, The Magazine of Fantasy & Science Fiction, BULL Magazine.