Guate, la verde

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Durante años soñé con tomar un camión y llegar hasta Panamá. Me subí a un camión hacia la Ciudad de México, viajé a Tapachula, crucé la frontera con Guatemala, con todas sus particularidades, y me adentré en territorio desconocido. 

Cuidé mis pertenencias, evité hablar con extraños, dormí en asientos de camión por días. Escuché historias ajenas. Tomé un autobús que se tambaleaba al ritmo de la música de fondo, lleno de gente emocionada que viajaba por las estrechas carreteritas. Conté mis pesos, cambié a quetzales, comí tamales de chipilín, atole en caja y me maravillé con el verdor impoluto y no tocado de la eterna primavera centroamericana. 

Me imaginé viviendo entre la iridiscente humedad y fantaseé con llevar mi taller de cerámica por las matrias del ombligo del continente. Desprevenida, acudí a un concierto público que resultó ser una presentación de un grupo latinoamericano al cual sigo desde que me enamoré la primera vez y dediqué canciones suyas como la quinceañera que ya no era. Canté como una trastocada, salté sin dolor alguno, me olvidé de mis frustraciones y me dejé llevar por el sonido trompudo de la orquesta argentina de metales que entraba por todos los poros del cuerpo. Regresé a dormir cuando la intuición me lo indicó, quién sabe qué me estaba ahorrando. 

Recorrí el camino con el ojo del estómago abierto. Fui como no había sido en una década, o tal vez nunca. Ya estaba en la central de autobuses, lista para irme a Panamá, cuando me informaron que se necesita un permiso que toma cinco días; renuncié para no pelearme con los tiempos. Algún día volveré para ver las caras contentas, la amabilidad suave y sonriente, los refresquitos de cuento y el aroma de la más absoluta autonomía verdosa. 

Al regresar, miré cara a cara la tristeza del “aquí no entras” mexicano, dedicado a los migrantes intentando cambiar de situación. Cooperé con lo que pude y regresé a mi rancho desértico con más dudas que respuestas. “¿Ahora qué hago con todo esto?”, pensé mientras sostenía una conchita de mar entre los dedos.

Photo by Saulo Zayas from Pexels: https://www.pexels.com/photo/aerial-view-of-a-city-335887/