Enmiceliados: notas sobre hongos 

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P: ¿Puedo seguir comiendo la pieza de comida si le quito el pedazo que tiene hongo?

R: No es recomendable consumir alimentos con hongo aún si se retira la parte enmohecida, ya que el hongo no está sólo en la parte que se ve. Muchas especies producen micotoxinas indetectables, pero presentes.

Los seres humanos buscamos la materialidad de las cosas para verificar si están ahí o no. Sabemos que la persona con la que quedamos de vernos está en el lugar porque la vemos aparecer por la puerta. Tal vez recibimos un mensaje y podemos anticipar su llegada, tal vez vemos primero la esquina de esa chaqueta que sabemos que es suya y adivinamos su presencia, pero no es hasta que la tenemos enfrente que podemos tener la seguridad de que la persona está. El caso del hongo es radicalmente diferente: está ahí mucho antes de que lo podamos distinguir. El que se deje percibir parece casi cumplir con nuestro capricho de validación visual: podría seguir extendiéndose, infinitamente, ingobernable, sin que nuestros ojos lo perciban. Los hongos se mueven en niveles demasiado microscópicos, subterráneos o internos para la poca accesibilidad del ser humano con el mundo. 

¿Qué está sin estar hasta que está, y cuando está, está tanto que es imposible negar su presencia?

Me encuentro en múltiples mundos al mismo tiempo, sobre todo en el que existe dentro de mí, tan privado e inaccesible, tan diferente a la ligereza que veo en los rostros ajenos, y me siento sola en una experiencia profundamente compleja y desamparada. Después, en el metro, encuentro un rostro idéntico al que hago en mi momento de angustia más violenta, me veo en la pausa que alguien hace a media calle porque le pega el sol, recuesto la cabeza en el hombro de mi mamá: recuerdo que no estamos sólo en la parte que se ve. Que, aunque no lo veamos, ese micelio infinito que nos recorre hace que resuene en mí la emoción del mundo, y en el mundo la mía. Nuestra interconectividad está sin estar casi siempre, pero cuando está, es tanta que nos es imposible negarla. 

Foto de Molly Simone en Unsplash
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Sofía Beltrán es una estudiante de literatura originaria de Ciudad Obregón, Sonora. Actualmente tiene 23 años y se dedica a practicar la escritura y la lectura. Le interesa la poesía multimedia, la narrativa clásica y contemporánea y el diálogo de las formas literarias tradicionales con la vanguardia. Su objetivo es lograr diálogos interdisciplinarios entre varias formas de ciencia y arte que culminan en la literatura para comprobar su impacto como herramienta de cambio en el mundo.