Por Joshua Iván Muñoz Salazar y José Emmanuel Muñoz Salazar
Este fragmento es un ejercicio de imaginación que describe parte de las celebraciones de los mexicas en la fiesta de etzalcualiztli (del 5 al 24 de junio). En esas fechas, algunos trabajadores del campo se caracterizaban con los distintivos de Tláloc e iban de casa en casa pidiendo un manjar preparado con frijol y maíz (etzalli), que simbolizaba la abundancia. Estos personajes eran conocidos como “limosneros de Tláloc” y su visita se interpretaba como un buen augurio de prosperidad.
La fiesta de etzalcualiztli terminaba, pero la transmutación de Itzmin comenzaba. Él se encaminó al templo de Tláloc, que lucía adornado con ramas de ahuehuete con motivo de las celebraciones. Escogió las dos ramas más verdes y las trenzó en forma de anteojeras de tlaloque. Después se apresuró a la milpa donde trabajaba y se hizo de una caña de maíz. Más tarde, en el mercado de Tlatelolco, le trocó una suntuosa vasija de barro negro al comerciante que traía cerámica desde las lejanas tierras de Huaxyacac. Itzmin se reunió con sus compañeros de labor y pasaron la tarde irrumpiendo con alboroto en los patios de sus vecinos mientras entonaban “dame un poco de tu etzalli, si no me lo das, con granizo agujerearé tu techo”. Cayó la noche y las esperadas nubes por fin se arremolinaban en las laderas de las montañas. Los jóvenes ya devoraban el etzalli recolectado durante la jornada cuando se percataron de que un misterioso hombre se apeaba de su canoa. Llevaba el mismo atuendo que ellos, por lo que intuyeron que se trataba de otro limosnero de Tláloc; sin embargo, además lucía su piel totalmente pintada de negro. Al preguntarle por el motivo de esa singularidad, el extraño contestó evadiendo la pregunta: “El temporal de este año dará buenos frutos, se los aseguro”. Se excusó de no poder compartir el etzalli que le convidaban ya que solamente andaba de paso. Regresó a su canoa y se perdió entre la neblina. Años después, los amigos cayeron en cuenta de que aquella mañana se habían encontrado con un tlaloque…
Joshua Iván Muñoz Salazar es estudiante del Posgrado en Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México. José Emmanuel Muñoz Salazar es licenciado en Antropología Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ambos administran desde 2014 Lluvia a Cántaros, un blog cultural dedicado a la investigación y divulgación de temas relacionados con la antropología e historia de México.Foto de John Carter Brown Library, Public domain, via Wikimedia Commons