Mi nombre es Karla, tengo 18 años y he consumido drogas desde los 15. Nunca me he conformado con lo que la sociedad espera de una persona. Siempre he querido algo diferente, guiarme por un criterio propio. Esa es la explicación más corta de cómo me hice consumidora de marihuana a tan corta edad.

Hablar de drogas es complicado. Muchas personas que dan su opinión al respecto nunca han probado una droga ilegal y tampoco conocen o han convivido con un consumidor. Generalmente se dejan llevar por la opinión colectiva en la que todo se trata de juzgar a las personas. ¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado a una persona referirse a un drogadicto como “marihuano” sin importar lo que realmente consume? En mi caso, lo viví muchas veces con mis padres. Su mundo se derrumbó cuando descubrieron que su hija era “marihuana”.

La experiencia con las drogas cambia tu mundo. A mí me ayudó, me pasó lo que algunos denominan “elevar la conciencia”. Muchas de las páginas que defienden las drogas hablan todo el tiempo de esto. Muchos de mis conocidos que consumen, aunque sea esporádicamente, hablan de esto. Tu perspectiva se vuelve más abierta y comienzas a rechazar el criterio social. No a todos los “drogadictos” les sucede, tampoco sucede con todas las drogas. El lado opuesto ocurre en la vida familiar: decepcionas a las personas con más expectativas sobre ti, eres juzgado y eres la causa de una posible ruptura entre los miembros de la familia.

Un estudio realizado por David Nutt, un neuropsicofarmacólogo inglés, descubrió que la droga más perjudicial, tanto para el consumidor como para terceros, es el alcohol; la segunda es la heroína. En el sexto lugar se encuentra el tabaco, otra droga legal.

Es aquí donde me pregunto: ¿por qué los medios no dan estos datos a la sociedad?, ¿por qué el gobierno no regula mejor su consumo? Un mito muy común dentro de las drogas ilegales es que una vez que pruebas una, comienzas a probar muchas. Esto es un poco cierto. A mí me pasó, pero siempre tuve claros mis límites para no caer en más adicciones. Conozco personas que solo han probado una droga por curiosidad y ahí termina todo. No diré que recomiendo a todas las personas probar alguna droga, pero sí creo que es necesario tomar conciencia y tener una opinión más informada.

Necesitamos hablar sobre todo tipo de drogas y conductas adictivas: el amor, el sexo, las compras, el azúcar, robar, etc. En Estados Unidos existen comúnmente grupos de ayuda, parecidos a los de AA, que atienden a los adictos al sexo y al amor (SLAA, por sus siglas en inglés). Seguramente pocos de nosotros admitiremos nuestras adicciones y casi nadie conoce estos grupos. Por mi parte, confieso estas adicciones como otras.

Nos hace falta información. Sobre todo, nos hacen falta mejores criterios para hablar y opinar sobre estos temas. Cada persona debería tener la capacidad para aceptar o rechazar el consumo de alguna droga (legal o ilegal). En nuestro país, la diabetes es una de las principales causas de muerte. ¿Por qué no se regula el consumo desproporcionado de azúcar? Hace falta que nuestro gobierno tenga una postura más firme y congruente sobre estos temas y nos informe. La encuesta más reciente que pude encontrar sobre consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco es del periodo 2016-2017 y la población crece aproximadamente un millón al año. ¿Cómo implementar medidas ante esta situación si no se sabe lo que realmente está pasando?

La marihuana no se clasifica dentro de las drogas más adictivas. De hecho, nuevamente, el alcohol se encuentra entre los primeros lugares. ¿Por qué la legalización de la marihuana es un tema que genera tantas discusiones y rechazos? Me parece que las drogas más dañinas deberían ser las más reguladas. Pienso en la relación del tabaco con el cáncer. Legalizar la marihuana acabaría con muchos problemas, además de que permitiría la utilización de grados más altos de THC en tratamientos médicos. Me parece que esas 3 drogas deberían ser las únicas legales.

No espero poner a nadie a favor de ninguna droga ni incentivar su consumo. Es una invitación para investigar, consultar las estadísticas, remover prejuicios y desechar estereotipos. Nuestro país tiene muchos problemas, pero uno de los más terribles es nuestra cerrazón. Pienso que una mejor comunicación sobre estos temas podría ayudar a los adictos a pedir ayuda e iniciar tratamientos.

Foto de Dimitri Bong en Unsplash
Previous articleAlgunas notas sobre la cuarentena
Next articleEstampas suspendidas
Karla Ferreira Fosado, tengo 18 años y estudio en un CCH.