No soy de esa patria roja que se maquilla con guante blanco. No soy de ti,
patria de unos cuantos, patria dividida, patria sin alma. Tú no eres de mí, no
eres del campo, no eres de los rostros desmoronados.

Patria de ellos, patria para ellos. Los que te salvan día a día, los que te cantan
y nos matan. Ya no quiero arrodillarme ante tus clavos cubiertos de pétalos. No
necesito tu escudo recorriendo las calles, ignorando los restos.

Patria, no te extraño, no te añoro, no te ruego, no te suplico, no te conozco, no
te comprendo, no te oigo.

Vivo por la Matria, que levanta.
Matria, la que lucha y resiste. Matria que libera, que abraza. Yo quiero esa
Matria que cuestiona, esa Matria de la que hablan las mías.

Matria, que me llama a gritar que hay guerra, que nos han saqueado, gritar que
ya no, que no vivimos, que nuestra tierra no vive, que las infancias no viven,
que lxs pobres no viven, que la comunidad LGBTQ+ no vive.

Matria que naces de la tierra, en la esencia del barro germinas la vida que está
enraizada en historias sepultadas, donde susurran los secretos de las sombras.
Eres la voz de las palabras que se entrelazan con el pasado, el eco de las
memorias.

Tú que tejes con los hilos de las que ya no temen revelar su verdad, una Matria
que resurge de las profundidades, recordando a todos que la tierra y sus hijxs
son una sola voz indomable.

Imagen de Patrick Schmuda en Pixabay
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Mi nombre es Dorali Abarca Gutiérrez, crecí en Paracho, el mundo de las guitarras, entre la milpa de maíz y la cultura purépecha, actualmente radico en Morelia, capital del estado de Michoacán. Soy feminista, perseguidora de la libertad, apartidista, amante de la literatura latinoamericana.