Si pudiéramos dar una breve definición sobre la alquimia, podríamos decir que es una protociencia o una disciplina filosófica que incluye nociones de la química, la física, la astrología, la metalurgia, el espiritualismo y el arte. Su objeto de estudio era la transmutación del metal a través de la piedra filosofal, la cual tenía la capacidad de convertir los metales comunes en oro. El procedimiento para llevar a cabo la alquimia se divide en 3 pasos:
Paso 1, derretir el primer metal (la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma); paso 2, envolver un pequeño trozo de piedra filosofal en una bolita de cera, colocarla dentro del metal inicial y esperar por un breve tiempo a que ocurra la transmutación; paso 3, el metal común se habrá convertido en oro.
La verdadera pregunta es: ¿con estos mismos pasos se puede hacer poesía? Mi respuesta sería afirmativa pero, al igual que una receta de cocina, no resulta nada fácil. La mayor dificultad consiste en conseguir los ingredientes; el primero y más importante es la inspiración, que, como la piedra filosofal, es difícil de encontrar. También se necesita una experiencia que equivalga al metal común; finalmente, tras la purificación tendremos una emoción convertida en poesía, porque no es lo mismo decir “Te amo” que hacerlo con las palabras más bellas.
Procedimiento para convertir palabras mundanas en poesía: Una vez que se hayan conseguido los ingredientes, procedemos a trabajar. |
Experiencia: volverte a ver en primavera. Sentimiento: esperanza |
Consejo: tanto para la alquimia y la poesía el tiempo resulta importante, pues un poema apresurado es una emoción sin procesar. |
Palabras mundanas: “Cuando florezcan las flores, te volveré a ver” |
Poema u oro: En cada semilla planté Una esperanza de volverte a ver. Es lo que dijo Deméter a Perséfone antes de partir Y lo mismo que te digo a ti. La noche y el frío incesante han de morir Y las horas cuento para regresar a ti. Las orquídeas y hortensias abrirán Con su aroma a casa te guiarán |