Homero describió el sufrimiento del foráneo a la perfección con los versos de la Odisea. En la escuela nos enseñaron que la obra de Homero debe estar junto a las composiciones épicas, sin embargo el viraje de Ulises es una sucesión de tragedias, una tras otra paulatinamente azotan al protagonista, mientras sufre anhelando el regreso a su amada patria.
Cuando Ulises completó su travesía también afrontó rencorosamente el hecho que nadie lo reconoció, ni siquiera su amada esposa. Tampoco Ítaca permaneció intacta, es decir, él tampoco reconoció la patria a la que tanto añoró volver. Dicho de forma más amigable: Ulises, sus seres queridos, e incluso la amada ciudad habían cambiado desde la partida de los héroes griegos hacia Troya.
Los estudiantes foráneos, al igual que Ulises, afrontan una Odisea personal a la hora de abandonar sus terruños porque no sólo dejan su patria atrás, también personas importantes quedan en la huella del pasado. En otras palabras, ellos están sacrificando el presente junto a sus seres queridos, con el propósito de tener nuevas y mejores oportunidades en un futuro no tan lejano.
El viaje que ellos emprenderán estará compuesto por hambrunas, desvelos, corazones rotos, lágrimas de anhelos, sufrimiento, melancolía… y mucho sacrificio. Querido foráneo, quiero decirte que vas a sufrir la soledad, vas a llorar lejos de casa, vas a cuidar cada centavo como si fuera el último… y todo ello por la promesa del futuro.
Amiga foránea, tu tierra y tú van a cambiar, y eso es parte del irreprochable tic tac del reloj, pero jamás te preguntes si valió la pena abandonar tu amada patria… porque esa respuesta sólo la podrás conocer con el pasar de los años. Descubre nuevos horizontes cual navegante portugués, conoce gente nueva y aprende de ella, enorgullécete de tu historia, ama, ríe, llora, en fin, no le temas al cambio, pero tampoco olvides tu identidad.
Los valientes que sacrifican el presente por la promesa de un futuro mejor merecen todo mi respeto.
