En tiempos electorales, específicamente en las campañas políticas, se da pie al uso indebido de la historia para fines particulares. Usar la historia para comparar es perfectamente válido, por algo etimológicamente hablando se define como aquello que se juzga. Sin embargo siempre se corre el riesgo de entrar en el maniqueísmo histórico o polarizar aquello que estamos juzgando de manera burda. Es cierto que la historia es para dialogar y compararla, pero como al mismo tiempo tiene repercusiones en el presente, quien escribe la historia controla el pasado y por lo tanto tiene cierta influencia en el presente es una aseveración perfectamente válida.

Concluimos por lo tanto que quien cuenta la historia controla el mensaje. Pero en cierta forma debemos entender que el mosaico no está compuesto por una sola vista; es aquí donde aparece lo bello de la historiografía, porque efectivamente se necesita un contraste para la comparación y el análisis de las conclusiones. El ejercicio de la práctica positiva de la historia nos lleva a alejarla de lo político, sin caer en el odiado maniqueísmo en el cual, incluso, se ha degradado el sufrimiento de una nación hermana como lo es Venezuela.

Poner en la mesa la América actual es un buen ejemplo, porque tenemos por un lado la condenación hacia las declaraciones del ejecutivo estadounidense defendiendo nuestra historia, cultura y legado, pero por el otro lado degradamos la historia reciente de Venezuela. Es aquí donde resulta necesario llegar a una comprensión responsable de la historia y entenderla como una red de hechos que se conectan y afectan a sociedades enteras. Hoy es un mundo globalizado en donde América sólo tiene fronteras por simple organización política. Una América con un México por el cual cruzan millones de inmigrantes latinos, con un Estados Unidos de América con latinoamericanos como su principal minoría y con una Sudamérica como una sociedad multifacética y multicultural.

Resulta necesario no caer en polarizaciones ni calificaciones denigrantes que utilicen el maniqueísmo histórico como “base”, porque lo único que causan es no entender la historia en su conjunto y encerrarnos en una realidad acromática cuando efectivamente posee múltiples matices.

Foto de Arnaud Jaegers en Unsplash
Previous articleAl margen de la violencia
Next articleEntre-tiempo y suicidio
Estudiante de la licenciatura de Historia en la UNAM, acapulqueño de corazón y foráneo de vocación, amante de la literatura y los atardeceres playeros. Becario 4ta generación de Corriente Alterna UNAM y amante de la leche con chocolate.

1 COMMENT

  1. Si bien se dice que la historia la construyen los vencedores, también es cierto el dicho “aquel que no conoce su historia esta condenado a repetirla” , en un mundo que de por si ya es de diferentes matices le falta mas bien el mas importante, el análisis. Buen escrito amigo mío espero leer mas de ti.

Comments are closed.