La violencia ha dejado de ser una palabra fuerte en México, ahora es sombría, débil. Hoy sólo es una metáfora condescendiente, un agujero negro que se traga nuestra irresponsabilidad; así como un gran reflector, con una luz áspera, que nos “obliga” a señalar culpables en todas partes.

El uso desmedido de aquella palabra la ha dejado en la calle, pisoteada. Estamos al margen de la violencia. Las protestas, aún con toda la legitimidad, no le brindan contenido ni soluciones a un problema tan urgente de ser resuelto.

En todos los lugares vemos rostros con los ojos inyectados de sangre rugiendo acusaciones, y entre todas las aclamaciones no escuchamos explicación alguna. Y en los medios de comunicación nos explican las causas de las injusticias pero sin responsables directos, sólo la transmisión de una maldad desfigurada, como la niebla.

Necesitamos de ambas perspectivas. Aún debemos comprender que no existe sólo un tipo de culpables. Existen culpables sin opciones, sin condiciones mínimas para la subsistencia y sin los medios para asegurar su propia vida. Tampoco existe un sólo tipo de maldad; además de la corrupción de los políticos y la brutalidad de los criminales, existe la apatía que envenena todo a su alrededor y la indecisión que pudre toda iniciativa. Nuestros tiempos no son oscuros, son tiempos de decisión. En respuesta a Diego Rabasa, uno de los más recientes colaboradores, la violencia no es más difusa por la relación entre el Estado, el crimen organizado y el sector económico (siempre ha sido así); la violencia continúa con la misma fuerza, pero las respuestas se han vuelto más patéticas: la protesta a secas es vacía; nuestras reclamaciones no son suficientes porque sólo la hacen presente en todas partes. Debemos recordar: donde hay violencia también hay indecisión y apatía. Debe dignificarse de nuevo aquella palabra: la violencia se resuelve situándola con rigor y decidiéndonos por soluciones pertinentes.

Foto de Bernardo Lorena Ponte en Unsplash

Frida López Rodríguez es tesista en la licenciatura en filosofía, en la FFyL de la UNAM.

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Soy Frida López, tesista en la Licenciatura en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM