Los excesos del género

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Han pasado siglos para que hoy nos sea posible hablar del género como construcción social. Sin duda es un logro que, aunque parezca contradictorio, no es resultado exclusivo del feminismo o de cualquier movimiento de identidad sexual; es decir: para hablar de la construcción social de un concepto (como lo es el género) han tenido que sucederse diversos debates históricos sobre el conocimiento.

La historia antes del arraigo del feminismo o de los discursos sobre el género es valiosa, dado que nos ha brindado las herramientas para visibilizar los problemas que actualmente nos comprometen a buscar soluciones. La reivindicación del género, como parte fundamental de un proyecto que tiene como objetivo la dignidad de las personas, no es un punto de inicio al que nada le antecedió, es un esfuerzo social que posee un pasado, un presente y tendrá un futuro.

Sobre el ahora, es urgente acabar con el mito del nacimiento abstracto del género. Dicha noción no le pertenece a “un primer movimiento”, es un problema histórico y, como tal, una cuestión que nos concierne a todos. Y esto es importante aclararlo porque vivimos una oleada en la que el género se ha vuelto un estandarte que sólo ciertas personas o grupos pueden utilizar correctamente. 

Hoy vivimos el otro extremo de la historia: antes era la reserva, hoy es la protesta sin descanso, que no deja espacio para los matices, las preguntas y, sobre todo, para el reconocimiento de los errores. Es importante aclarar que la visibilidad de cierto problema no necesariamente contribuye a hacer realidad la solución correspondiente: actualmente la mención excesiva del género en los medios, universidades y agendas públicas no pasa del nivel simbólico. Y tal nivel no lo es todo en esta lucha, incluso es una estrategia bastante eficaz para fortalecer la inmovilidad social con “la ilusión de la protesta expresada”. Por un futuro real, deben ser analizados estos y otros tantos excesos. 

1 COMMENT

  1. Me han avisado sobre lo que has publicado. Sinceramente, me parece, como muchas cosas que llegas a escribir, un discurso completamente vacío. En primer lugar, el concepto de “género” sí pertenece, de cierta manera, al movimiento feminista. Si bien análisis e investigaciones previas pudieron ayudar a sentar las bases -ya que es obvio que el concepto no salió de la nada-, no trabajaron con el concepto como fue acuñado.
    En segundo lugar, no sé qué pretendes decir con que “nos pertenece a todos”. Es claro que sí, ya que se nos ha asignado un género que se espera asumamos. Es redundante, por lo que tu supuesta crítica a “un primer movimiento” no parece sostenerse.
    En tercer lugar, ¿qué pretendes decir con utilizar correctamente? Si el concepto tiende a la univocidad, ¿de qué manera crearía más significaciones cuando no lo permite o, si es el caso, dichas significaciones irían ligadas a él?
    Por último, tu ataque en el último párrafo no muestra nada. Sí se hacen espacios para preguntas, para remendar los errores. El caso es que parece que no quieres verlo. Además, esa vacuidad en afirmar “inmovilidad social” con la “ilusión de protesta expresada” no tienen ni relación y, además, parece que no significan nada.